2. Por eso lo se lo dedico con las siguientes palabras: Al
comandante Chávez cuyas palabras, orientaciones y entrega ejemplar a la
causa de los pobres, servirán de brújula para su pueblo y todos los
pueblos del mundo, y serán nuestro mejor escudo para defendernos de los
que pretendan destruir esa maravillosa obra que él empezó a construir.
3.
Cuando triunfa en soledad, en las elecciones presidenciales de 1998, ya
el modelo capitalista neoliberal comenzaba a hacer aguas. El dilema no
era entonces otro que refundar ese modelo, evidentemente que con
cambios, entre ellos una mayor preocupación por lo social, pero movido
por la misma lógica: la lógica de la ganancia, de la búsqueda del lucro;
o avanzar en la construcción de otro modelo. Chávez tuvo la audacia de
incursionar por este último camino y para denominarlo decidió utilizar
la palabra socialismo a pesar de la carga negativa que ella tenía.
Especificó que se trataba del socialismo del siglo XXI diferenciándolo
así del socialismo soviético implementado durante el siglo XX. No se
trataba de “caer en los errores del pasado”: en esa “desviación
estalinista” que burocratizó al partido y terminó por eliminar el
protagonismo popular.
4. La necesidad del protagonismo popular era
una de sus obsesiones y es el elemento que lo distancia de otras
propuestas de socialismo donde es el Estado el que resuelve los
problemas y el pueblo recibe los beneficios como una dádiva.
5.
Chávez estaba convencido de que el socialismo no se puede decretar desde
arriba, que hay que construirlo con la gente. Y entendía, además, que
es a través de la participación protagónica como las personas crecen,
ganan en autoconfianza, es decir, se desarrollan humanamente.
6.
Siempre recuerdo el primer programa Aló Presidente de carácter más
teórico, del 11 de junio de 2009, cuando Chávez citó extensamente la
carta que Pedro Kropotkin —el anarquista ruso— escribió a Lenin el 4 de
marzo de 1920: Sin la participación de fuerzas locales, sin una
organización de las fuerzas desde abajo, de los campesinos y de los
trabajadores, por ellos mismos, es imposible el construir una nueva
vida. Pareció que los soviets iban a servir precisamente para cumplir
esta función de crear una organización desde abajo. Pero Rusia se ha
convertido en una república soviética sólo de nombre. [...] la
influencia del partido sobre la gente [...] ha destruido ya la
influencia de energía constructiva que tenían los soviets, esa
promisoria institución.” [1]
7. Por eso muy tempranamente yo creí
necesario distinguir entre proyecto y modelo socialista. Entendía por
proyecto las ideas originales de Marx y Engels, y por modelo la forma en
que este proyecto se había materializado en la historia. Si analizamos
el socialismo soviético vemos que en los países que implantaron ese
modelo de socialismo —que recientemente ha sido denominado por Michael
Lebowitz: el socialismo de los conductores y los conducidos basado en el
modo de producción vanguardista—, el pueblo dejó de ser el
protagonista, los organismos de participación popular fueron
transformándose en entidades puramente formales, el partido se
transformó en la autoridad absoluta, el único depositario de la verdad,
que controlaba todas las actividades: económicas, políticas, culturales,
es decir, lo que debió haber sido una democracia popular se transformó
en una dictadura del partido. Ese modelo de socialismo que ha sido
denominado por muchos “socialismo real” es un modelo fundamentalmente
estatista, centralista, burocrático, donde el gran ausente fue el
protagonismo popular.
8. ¿Recuerdan ustedes que cuando ese
socialismo se derrumbó y se hablaba de la muerte del socialismo y de la
muerte del marxismo? Entonces Eduardo Galeano, el escritor uruguayo que
todos ustedes conocen, decía que nos habían invitado a un funeral que no
era el nuestro. El socialismo que había muerto no era el proyecto
socialista por el que nosotros luchábamos. Lo que había ocurrido en la
práctica tenía muy poco que ver con lo que Marx y Engels concibieron
como la sociedad que reemplazaría al capitalismo. Para ellos el
socialismo era impensable sin un gran protagonismo popular.
9.
Pero esas ideas originales de Marx y Engels no sólo fueron desvirtuadas
por la práctica soviética y la literatura marxista difundida por ese
país en los ámbitos de la izquierda, sino que, además, fueron opacadas o
simplemente ignoradas en los países fuera de la órbita soviética,
debido al rechazo que produjo ese modelo que se asociaba al nombre de
socialismo.
10. Poco se conoce que según Marx y Engels, la futura
sociedad que ellos llamaban comunista permitiría el pleno desarrollo de
todas las potencialidades del ser humano, desarrollo que se lograría a
través de la práctica revolucionaria. La persona no se desarrolla por
arte de magia, se desarrolla porque lucha, porque transforma
(transformando las circunstancias, la persona se transforma a sí misma).
11.
Por eso que Marx aceptaba como algo natural que los trabajadores con
los que se iniciaría la construcción de la nueva sociedad no eran seres
puros, sino que pesaba en ellos el “estiércol del pasado”, y por eso es
que no los condenaba, sino que confiaba en que ellos se irían liberando
de esa negativa herencia a través de la lucha revolucionaria. El creía
en la transformación de las personas a través de la lucha, de la
práctica.
12. Y Chávez —probablemente sin haber leído esas
palabras de Marx— también lo entendió. En su Primer Aló Teórico del 11
de junio del 2009 alertó a las comunidades de que había que tener
cuidado con el sectarismo. Y orientó: [...] si hay gente, por ejemplo,
habitantes que no participan en política, que no pertenecen a partido
alguno, bueno, no importa, bienvenido. Digo más, si vive por ahí alguien
de la oposición, llámenlo. Que venga a trabajar, que venga a demostrar,
a ser útil, que la patria, bueno, es de todos, hay que abrirles
espacios y ustedes verán que con la praxis mucha gente se va
transformando. Es la praxis la que lo transforma a uno, la teoría es la
teoría, pero la teoría no prende en el alma, en los huesos, en los
nervios, en el espíritu del ser humano y en la realidad nada se
transformaría. No vamos a transformarnos leyendo libros. Los libros son
fundamentales, la teoría es fundamental, pero hay que llevarla a la
práctica porque la praxis es la que transforma verdaderamente al ser
humano.
13. Por otra parte, nada tiene que ver con el marxismo la
práctica “colectivista” del socialismo real que suprimía las diferencias
individuales en nombre del colectivo. Basta recordar que Marx criticaba
el derecho burgués por pretender igualar artificialmente a las personas
en lugar de reconocer sus diferencias. Al pretender ser igual para
todos termina siendo un derecho desigual. ¿Si dos trabajadores recogen
sacos de papa y uno recoge el doble que el otro, debe pagarse al primero
el doble que el segundo? El derecho burgués te dice que sí, sin tener
en cuenta que el trabajador que recoge la mitad ese día estaba enfermo, o
nunca fue un trabajador fuerte porque en su infancia fue mal
alimentado, y que por lo tanto, quizá con el mismo esfuerzo que el
primero sólo pudo rendir la mitad.
14. Marx, por el contrario
sostenía que una distribución verdaderamente justa debería tener en
cuenta las necesidades diferenciadas de cada persona y de ahí su máxima:
“De cada cual según su trabajo a cada cual según sus necesidades.”
15.
Otra idea de Marx muy tergiversada tanto por la burguesía como por la
práctica soviética ha sido su defensa de la propiedad común o colectiva.
16.
¿Qué suelen decir los ideólogos de la burguesía? Los comunistas (o
socialistas) te van a expropiar todo, tu refrigerador, tu carro, tu
casa, etcétera.
17. ¡Cuánta ignorancia! Marx ni ningún socialista o
comunista ha pensado jamás en expropiar los bienes de uso de las
personas. Lo que Marx ha planteado es la idea de devolver a la sociedad
lo que le pertenece y que ha sido apropiado injustamente por una élite,
es decir, los medios de producción.
18. Lo que la burguesía no
entiende o no quiere entender es que sólo hay dos fuentes de la riqueza:
la naturaleza y el trabajo humano, y que sin el trabajo humano la
potencial riqueza contenida en la naturaleza nunca lograría
transformarse en riqueza real
19. Marx señalaba que no solo
existe el trabajo humano actual sino que también existe el trabajo
pasado, es decir el trabajo incorporado en los instrumentos de trabajo.
20.
Las herramientas, las máquinas, las mejoras hechas a la tierra y, por
supuesto, los descubrimientos intelectuales y científicos que aumentan
sustancialmente la productividad social, frutos todos del trabajo
humano, son una herencia que se transmite de generación en generación,
son una herencia social, son una riqueza del pueblo.
21. Pero, la
burguesía , gracias a todo un proceso de mistificación del capital —que
aquí no podemos explicar por razones de tiempo—, nos ha convencido de
que los dueños de esa riqueza son los capitalistas que por su esfuerzo,
su creatividad, su capacidad para los negocios, y por ser los dueños de
las empresas tienen derecho a apropiarse de lo que ellas producen.
22.
Sólo la sociedad socialista reconoce esa herencia como social y por eso
considera que debe ser devuelta a la sociedad y que debe ser usada por
la sociedad y en interés de la sociedad en su conjunto y no para servir a
intereses privados.
23. Esos bienes, en los que está incorporado
el trabajo de generaciones, no pueden pertenecer a personas específicas,
ni a países específicos, sino a la humanidad como un todo.
24. La
cuestión es ¿cómo asegurar que esto ocurra? La única forma de hacerlo
es desprivatizando estos medios y transformándolos en propiedad social.
Pero como la humanidad de comienzos del siglo XXI no es todavía una
humanidad sin fronteras, esta acción debe empezar en cada país y el
primer paso es que los medios de producción estratégicos pasen a
propiedad de un Estado que exprese los intereses de las y los
trabajadores.
25. Pero el simple traspaso a manos del Estado de
los principales medios de producción es sólo un mero cambio jurídico de
propietario, ya que si en las empresas ahora en manos del Estado el
cambio sólo se limita a eso continúa la supeditación de los trabajadores
a una fuerza externa. La gerencia capitalista es reemplazada por una
nueva gerencia, ahora socialista, pero no varía la situación alienada de
trabajadores en el proceso de producción. Se trata de una propiedad
formalmente colectiva, porque el Estado representa a la sociedad, pero
la apropiación real todavía no es colectiva.
26. Es por eso que
Engels sostiene que “la propiedad del Estado no es la solución [ aunque]
alberga ya en su seno el medio formal, el resorte, para llegar a la
solución”
27. Por otra parte, Marx sostenía que era necesario
acabar con la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo
manual que transforman al trabajador en un tornillo más de la
maquinaria; que las empresas deben ser gestionadas por sus trabajadores y
trabajadoras. Y por eso, Chávez, siguiendo sus ideas, sostuvo con tanto
énfasis que el socialismo del siglo XXI no podía limitarse a ser un
capitalismo de Estado que mantuviese intocables procesos laborales que
alienan al trabajador o trabajadora. La persona que trabaja tiene que
estar informada del proceso de producción en su conjunto, tiene que ser
capaz de controlarlo, de poder opinar y decidir sobre los planes de
producción, sobre el presupuesto anual, sobre la distribución de los
excedentes, incluida su contribución al presupuesto nacional. ¿No era
acaso eso el plan socialista de Guayana?
28. Pero, ahí surgirá el
argumento de la burocracia gerencial socialista: ¡cómo vamos a entregar
la gestión de las empresas a los trabajadores! ¡ellos no están
preparados para participar activamente en el manejo de las empresas! Y
tienen razón, salvo excepciones no lo están, justamente porque al
capitalismo nunca le ha interesado compartir con los trabajadores los
conocimientos más técnicos acerca del manejo de la empresa, y aquí me
refiero no sólo a los aspectos relacionados con la producción, sino
también a los relacionados con la comercialización y el financiamiento
de las empresas. Concentrar esos conocimientos en manos de la gerencia
ha sido uno de los mecanismos que ha permitido al capital explotar a los
trabajadores y trabajadoras. Pero eso, para un cuadro revolucionario,
no puede significar no avanzar hacia la plena participación de las y los
trabajadores. Por el contrario, se deben instalar procesos de cogestión
que permitan que éstos se apropien de esos conocimientos y para poder
hacerlo, deben comenzar a ejercer la gestión en la práctica y, al mismo
tiempo, deben poder formarse en técnicas de gestión y administración de
empresas para llegar luego a una total autogestión.
29. Y a nivel
de las comunidades y las comunas, tema que no puedo abordar aquí, entre
tantos otros que quisiera abordar, recuerdo siempre lo que decía
Aristóbulo Istúriz: “tenemos que gobernar con la gente para que la gente
aprenda a gobernarse así misma.” Y entiendo que el presidente Maduro
está buscando este objetivo al impulsar la participación del pueblo
organizado en su gestión de gobierno en lo que el ha llamado: Consejos
de Gobierno Popular.
30. He mencionado varias veces al socialismo
del siglo XXI, para mí esa es la meta a alcanzar, y llamo transición
socialista al largo período histórico de avance hacia esa meta.
31.
Pero, ¿de qué tipo de transición estamos hablando? No se trata de la
transición en países capitalistas avanzados que nunca se ha dado en la
historia, ni de la transición en países atrasados que han conquistado el
poder del Estado por la vía armada como sucede con las revoluciones en
el siglo XX (Rusia, China, Cuba), sino de una transición muy particular
donde sólo se ha logrado llegar por la vía institucional al gobierno.
32.
Y en relación con esto creo que la situación de América latina en la
década de los 80 y 90 puede compararse en ciertos aspectos a la vivida
por la Rusia prerrevolucionaria de comienzos del siglo XX. Lo que fue
para ella la guerra imperialista y sus horrores ha sido para nosotros el
neoliberalismo y sus horrores: la extensión del hambre y la miseria, un
reparto cada vez más desigual de la riqueza, la destrucción de la
naturaleza, la pérdida creciente de nuestra soberanía. En estas
circunstancias, varios de nuestros pueblos dijeron “basta” y echaron “a
andar”, resistiendo primero y, luego, pasando a la ofensiva, fruto de lo
cual empiezan a triunfar candidatos presidenciales de izquierda o
centro izquierda que levantan programas antineoliberales.
33. Fue
así como frente al evidente fracaso del modelo neoliberal tal como se
estaba aplicando surgió la siguiente disyuntiva: o se refundaba el
modelo capitalista neoliberal, o se avanzaba en la construcción de un
proyecto alternativo movido por una lógica humanista y solidaria. Y ya
decíamos que fue Chávez quien tuvo la audacia de incursionar por este
último camino y creemos que el presidente Maduro está tratando de ser
consecuente con su legado. Luego lo siguieron otros gobernantes como Evo
Morales y Rafael Correa. Todos ellos conscientes de que las condiciones
objetivas económicas y culturales, y la correlación de fuerzas
existentes en el mundo y en sus países, los obligarían a convivir
durante no poco tiempo con formas de producción capitalista.
34. Y
decimos audacia porque estos gobiernos enfrentan a una situación muy
compleja y difícil. No sólo deben enfrentarse al atraso de sus países,
sino que deben hacerlo sin contar con todo el poder del Estado. Y
hacerlo a partir de un aparato de Estado heredado cuyas características
son funcionales al sistema capitalista, pero no lo son para avanzar
hacia el socialismo.
35. Sin embargo, la práctica ha demostrado
—contra el dogmatismo teórico de algunos sectores de la izquierda
radical—, que si ese aparato está gestionado por cuadros
revolucionarios, éstos pueden utilizarlo como un instrumento para dar
pasos firmes hacia la construcción de la nueva sociedad.
36. Pero,
para ello estos cuadros no pueden limitarse a usar el aparato heredado,
es necesario que—usando el poder que tienen en sus manos— vayan
construyendo los cimientos de la nueva institucionalidad y del nuevo
sistema político, creando espacios de protagonismo popular que vayan
preparando a los sectores populares para ejercer el poder desde el nivel
más simple hasta el más complejo.
37. Este proceso de
transformación a partir del gobierno no sólo es un proceso largo, sino
también es un proceso lleno de desafíos y dificultades. Nada asegura un
avance lineal, puede haber retrocesos y fracasos.
38. Debemos
recordar siempre que la derecha respeta las reglas del juego sólo hasta
donde le conviene. Pueden perfectamente tolerar y hasta propiciar la
presencia de un gobierno de izquierda, si este pone en práctica su
política y se limita a administrar la crisis. Lo que tratarán de impedir
siempre valiéndose de medios legales o ilegales es —y en eso no hay que
ser ilusos— que se lleve adelante un programa de transformaciones
democráticas y populares profundas que ponga en cuestión sus intereses
económicos.
39. De esto se deduce que estos gobiernos y su
militancia de izquierda deben estar preparados para hacer frente a una
fuerte resistencia; deben ser capaz de defender las conquistas
alcanzadas democráticamente contra fuerzas que se llenan la boca de la
palabra democracia siempre que no se toque sus intereses materiales ni
sus privilegios. ¿Acaso aquí en Venezuela no fueron las leyes
habilitantes que tocaban muy levemente dichos privilegios las que
desencadenaron el golpe militar apoyados por los partidos opositores de
derecha contra un presidente democráticamente electo y apoyado por su
pueblo?
40. Pero también es importante entender que estas élites
dominantes no representan a toda la oposición, que es fundamental que se
haga una diferenciación entre una oposición destructiva, conspiradora,
antidemocrática, y una oposición constructiva, dispuesta a respetar las
reglas del juego democrático y a colaborar en muchas tareas de interés
común, evitando meter en un mismo saco a todas las fuerzas y
personalidades opositoras. Si somos capaces de reconocer las iniciativas
positivas que puede haber impulsado la oposición y no condenar como
malo de antemano todo lo que venga de ella, pienso que esto ayudaría a
acercar a muchos sectores que hoy están alejados, quizá no las élites
dirigentes, pero sí de los cuadros medios y amplios sectores del pueblo
influidos por ellos, que es lo más importante.
41. Por otra parte,
pienso que se ganaría mucho más si al combatir sus ideas erradas, sus
propuestas equivocadas, se utilizara argumentos y no agresiones
verbales. Quizá éstas son muy bien recibidas por los sectores populares
más radicalizados, pero producen rechazo en amplios sectores medios y
también en muchos sectores populares.
42. Otro reto importante que
tienen estos gobiernos es la necesidad de superar la cultura heredada
en el seno del pueblo, pero no sólo allí, también en los cuadros de
gobierno, los funcionarios, los militantes y dirigentes del partido, los
trabajadores y sus direcciones sindicales ( individualismo,
personalismo, carrerismo político, consumismo).
43. Por otra
parte, como los avances suelen ser muy lentos y frente a esta situación,
no poca gente de izquierda se desanima, porque muchos pensaron que la
conquista del gobierno sería la varita mágica para resolver prontamente
los problemas más sentidos por la gente, cuando estas soluciones no
llegan con la rapidez esperada tienden a desilusionarse.
44. Por
eso es que pienso que, de la misma manera en que nuestros dirigentes
revolucionarios deben usar el Estado para cambiar la correlación de
fuerzas heredada, deben también realizar una labor pedagógica frente a
los límites o frenos que encuentran en su camino —lo que llamamos una
pedagogía de los límites—. Muchas veces se cree que hablarle de
dificultades al pueblo es desalentarlo, desanimarlo, cuando, por el
contrario, si a los sectores populares se les informa, se les explica
por qué no se pueden alcanzar de inmediato las metas deseadas, eso los
ayuda a entender mejor el proceso en que viven y a moderar sus demandas.
Y también los intelectuales deben ser alimentados con información para
que sean capaces de defender el proceso y para que puedan realizar una
crítica seria y constructiva si es necesario.
45. Pero esta
pedagogía de los límites debe ir acompañada simultáneamente de un
fomento de la movilización y la creatividad populares, evitando
domesticar las iniciativas de la gente y preparándose para aceptar
posibles críticas a fallas de la gestión gubernamental. No sólo se debe
tolerar la presión popular sino que se debe entender que es necesaria
para ayudar a los gobernantes a combatir las desviaciones y errores que
pueden ir surgiendo en el camino.
46. Me siento muy frustrada de
no poder hablar de tantos otros temas, pero debo poner fin a estas
palabras y para hacerlo quiero leerles algunas de las varias preguntas
—que planteo en el libro— que creo pueden ayudarnos a evaluar si los
gobiernos más avanzados ya mencionados están dando pasos en el esfuerzo
por construir una nueva sociedad socialista:
47. ▪ ¿Movilizan a
los trabajadores y pueblo en general para llevar adelante determinadas
medidas e incrementan sus capacidades y poder?
48. ▪ ¿Entienden
que necesitan un pueblo organizado, politizado, capaz de presionar para
debilitar el aparato estatal heredado y poder así avanzar en el proceso
de transformaciones propuesto?
49. ▪ ¿Entienden que nuestros
pueblos y especialmente las y los trabajadores tienen que ser actores de
primera línea y no sólo de segunda?
50. ▪ ¿Oyen y otorgan la palabra a sus pueblos?
51. ▪ ¿Entienden que pueden apoyarse en ellos para combatir los errores y desviaciones que vayan surgiendo en el camino?
52. ▪ ¿Les entregan recursos y los llaman a ejercer el control social del proceso?
53.
▪ En síntesis, ¿contribuyen a crear un sujeto popular cada vez más
protagónico, capaz de ir asumiendo cada vez más responsabilidades de
gobierno?
54. En este sentido creo de trascendental importancia la
propuesta de discusión nacional abierta a todos los sectores sociales
del país sobre el tema del precio del petróleo. Me parece trascendental
porque se convoca al pueblo, no al partido, a discutir. Pienso que el
papel del partido debe ser el de involucrarse plenamente en él siendo el
instrumento facilitador de dicho debate.
55. Quiero terminar este texto insistiendo en algo que no me canso de repetir:
56.
Para que podamos avanzar exitosamente en este desafío se requiere de
una nueva cultura de izquierda: una cultura pluralista y tolerante, que
ponga por encima lo que une y deje en segundo plano lo que divide; que
promueva la unidad en torno a valores como: la solidaridad, el
humanismo, el respeto a las diferencias, la defensa de la naturaleza,
rechazando el afán de lucro y las leyes del mercado como principios
rectores de la actividad humana.
57. Una izquierda que se dé
cuenta que la radicalidad no está en levantar las consignas más
radicales ni en realizar las acciones más radicales —que sólo unos pocos
siguen porque asustan a la mayoría—, sino que sea capaz de crear
espacios de encuentro y de lucha para amplios sectores; porque constatar
que somos muchos los que estamos en la misma lucha es lo que nos hace
fuertes, es lo que nos radicaliza.
58. Una izquierda que entiende que hay que ganar hegemonía, es decir, que hay que convencer en lugar de imponer.
59. Una izquierda que entiende que más importante que lo que hayamos hecho en el pasado, es lo hagamos juntos en el porvenir.
Intervención completa filmada de Marta Harnecker en: www.aporrea.org/ideologia/n2...
[1]
. La cita sigue: “En el momento actual, son los comités del “Partido”, y
no lo soviets, quienes llevan la dirección en Rusia, y su organización
sufre los efectos de toda organización burocrática. Para poder salir de
este desorden mantenido, Rusia debe retomar todo el genio creativo de
las fuerzas locales de cada comunidad.” [sigue la cita, pero yo me
detengo aquí MH].
rebelion
insurgente
Entrega de premios Libertador pensamiento critico 2013 en venezuela por el Presidente Maduro.
....Además del premio principal, el Presidente Maduro otorgó cinco menciones honoríficas para obras destacadas.
La primera fue para el egipcio Samir Amin por su libro El Capitalismo
contemporáneo. En su nombre recibió la profesora y escritora Giralda
Vargas, miembro de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la
Humanidad.
También fue reconocido el trabajo del italiano Luciano Vasapoli titulado
Tratado de métodos de análisis de los sistemas económicos,
mundialización capitalista y crisis sistémica. El reconomiento lo
recibió Katu Arconada, de nacionalidad vasca, economista, investigador y
miembro de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la
Humanidad.
Asimismo fue reconocida la obra Fetichismo y poder del pensamiento de
Karl Marx, del argentino Néstor Kohan, quien recibió en manos del
Presidente Maduro.
El texto Los 7 pecados de Hugo Chávez, del belga Michel Collon, también
fue galardonado. El premio lo recibió Jean Araud, escritor belga
radicado en Venezuela, comunicador alternativo y miembro de la Red de
Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.
Terrorismo mediático; La construcción social del miedo en México, del
uruguayo Carlos Fazio, también fue distinguido con la mención
honorífica. Recibió en su nombre el uruguayo Isidoro Duarte, librero y
miembro de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la
Humanidad.
A la ganadora del Premio Libertador al Pensamiento Crítico se le
otorgarán 150.000 dólares, una pieza escultórica representativa, un
certificado y la publicación de su obra por parte del Ministerio del
Poder Popular para la Cultura.
El jurado designado por el Ministerio para la Cultura, estuvo integrado
por el filósofo italiano Gianni Vattimo; por el director de la revista
Punto Final de Chile, Manuel Cabieses Donoso; el historiador ecuatoriano
Juan Paz y Miño; el arqueólogo y escritor Mario Sanoja; y la doctora en
Ciencias Sociales Alba Carosio, quienes se reunieron entre los días 24 y
27 de junio, en Caracas, para analizar 48 obras provenientes de 17
países.
http://www.aporrea.org/ideologia/n256178.html
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